Tres familias abrieron las primeras casas rurales de Lugo hace 30 años

Torre de Vilariño, en O Saviñao, fue la pionera de toda Galicia: «Nos arriesgamos y fue un bum»

De izquierda a derecha, Maribel Fontal, de Casa Pacios, Susana y Deolinda, de Torre Viñariño y Juan Carlos, de Casa Vizcaín

La naturaleza y las aldeas del Galicia como interés turístico mundial se empezaron a aprovechar hace exactamente 30 años. Fue entonces cuando se inauguraron las primeras casas destinadas al turismo rural. En septiembre de 1990, José Antonio García y Deolinda Machado, de O Saviñao, abrieron la Posada Torre de Vilariño, una de las tres primeras casas de turismo rural de Galicia. Todas empezaron a funcionar al mismo tiempo, las otras dos en A Estrada (Pontevedra) y en Trives (Ourense). Esta pionera idea, en su momento, formó parte de una firme apuesta de la Xunta de Galicia dentro del Plan XacobeoManuel Fraga, como presidente de la Xunta, y el conselleiro Víctor Portomeñe fueron los que sacaron las subvenciones para construir estos nuevos negocios.

«Yo tenía tres años pero todavía recuerdo el acto de inauguración con Fraga», cuenta Susana García, la hija del matrimonio que lleva actualmente el negocio junto a su madre. El fundador de Torre de Vilariño, José Antonio García, siempre había sido emprendedor: «Antes de la casa rural tenía plantaciones e invernaderos de paniculata. Fue uno de los primeros que viajó hasta Holanda para hacerse con semillas», recuerda su hija. Pero dar el paso a abrir un negocio nunca antes visto en Galicia fue un riesgo muy grande. «Mis padres se dejaron los ahorros de su vida en este proyecto, para arreglar la casa y ponerla en marcha, pero fue un éxito total», relata García. Si se animaron a hacerlo, en gran parte, fue por las ayudas económicas que daba la Xunta entonces. «También influyó la afinidad de mi padre con Fraga, que se hospedó numerosas veces en Vilariño, sobre todo en sus visitas a Belesar».

 
Susana García y su madre llevan ahora la Torre de Vilariño ROI FERNANDEZ

Contra todo pronóstico, una casa en una parroquia rural de O Saviñao, Vilariño, fue el lugar deseado para hospedarse de numerosas personas de toda España y extranjeros de Portugal, Francia o Alemania. «Los primeros años fueron buenísimos, después hubo una caída porque la competencia empezó a salir de todos lados», relata García. Pero el auge de la Ribeira Sacra volvió a consolidar los visitantes. «Aunque yo siempre intento tirar para casa y recomiendo que visiten lugares del concello para que no se vayan a la parte ourensana, como la Ruta del Románico», bromea la hija de los fundadores. El modelo pionero de Torre Vilariño hizo presidente a José Antonio García de la Asociación Gallega de Turismo Rural durante muchos años. Falleció en el 2012. La casa no cambió nada desde que se inauguró hace 30 años, ni siquiera su excelente gastronomía. «Mi padre era más el encargado de elaciones público y mi madre lleva a cargo de los fuegos de la cocina este tiempo. Nos centramos mucho en dar comida casera, con productos de nuestro huerto», explica García.